La hegemonía de la Atenas de Pericles, y el uso abusivo que éste hizo del dinero destinado a la Liga de Delos, empleado para el embellecimiento y ornato de la ciudad hegemónica (con la construcción del Partenón, por ejemplo) llevó a Esparta y sus aliados a declarar la guerra a Atenas. Comenzaba así la guerra del Peloponeso, que supuso el fin de la gloria militar y política de Atenas, y el comienzo del derrumbe de la Grecia de las ciudades-estado, que pronto quedaría toda a merced de un reino del norte, Macedonia, gobernado por un rey ambicioso y de gran talento, Filipo II, que aseguró sus éxitos militares gracias al cuerpo de ejército más poderoso de la Antigïedad hasta la aparición de la legión romana: la falange macedónica.
Peter Connolly - Los Ejercitos Griegos
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